Es la técnica que exige paciencia, donde pocas pinceladas se transforman en un mundo lleno de posibilidades.

La acuarela es mi reto constante.

Me atrae profundamente la delicadeza de esta aguada, su ligereza que permite que los colores vibrantes cobren vida. En la acuarela, no hay necesidad de adaptarse a la realidad, sino de dejarse llevar por el flujo de la tinta y el agua, confiando en que con apenas unas manchas, se pueden crear mundos completos.